Cuando Thomas Alva Edison patentó la bombilla eléctrica en 1879, no pudo haber imaginado lo trascendente y útil que se volvería su invento. Sin embargo, para muchas personas de esa época, su invento no era eficiente, pues para que todas las personas pudieran iluminar los interiores de sus casas con estas bombillas, se tendría que hacer el laborioso y tardado trabajo de poner cables de corriente eléctrica en toda la ciudad.
¿Se imaginan escarbar en toda la ciudad sólo para poner foquitos?.
Si Edison hubiera sido una de estas personas, y se hubiera dejado llevar por esa limitada manera de pensar, seguramente sólo habría inventado velas más grandes.
Afortunadamente él no lo era, y se atrevió a explorar nuevas formas de hacer las cosas, nuevas formas de hacer luz.
martes, 25 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El siguiente paso, es aprovechar la energía que nos circunda, sin necesidad de instalaciones especiales. ¿Se imaginan que pudieramos tomar energía electrica cual si fuera una señal de radio? Es decir sin cables, sin postes, sin toda esa infraestructura. Creo que Tessla andaba experimentando por esos vecindarios.
ResponderEliminar